En 2011 la Argentina dejó de ser autosuficiente en materia energética, un logro que costó varias décadas conseguir. La frustración es mayor si se tiene en cuenta que para recuperar el autoabastecimiento en petróleo y gas (recomposición de reservas y aumento de la producción) requiere una inversión para los próximos cinco años de US$25.000 millones como mínimo, dijeron a iEco expertos y analistas del sector.
La cifra no incluye las importaciones de combustibles que se necesitan para responder a una demanda en ascenso permanente. Al respecto, el déficit energético el año pasado fue de US$3.200 millones y se proyecta para 2012 un piso de US$6.000 millones, casi el doble. Un diagnóstico elemental refleja que casi todos los índices energéticos, salvo el consumo, cayeron en los últimos años, carencias que fueron cubiertas con compras al exterior: las importaciones de gas, gasoil, fuel oil y electricidad sumaron un total de US$9.397 millones, un 110% más que en 2010.
“La situación es delicada. Y para revertirla se necesitarían entre US$5.000 y US$6.000 millones para exploración durante los próximos 6 años, y entre US$10.000 y US$14.000 millones para equilibrar la balanza energética”, graficó el consultor especializado Eduardo Fernández.
El escenario actual se fue configurando en los últimos 13 años. En ese lapso, casi todos los indicadores de la actividad cayeron. “De 1998 a 2011, la producción de petróleo descendió un 32% y el gas, un 11% a partir de 2004”, destaca la consultora Econométrica. Lo mismo sucede con las reservas disponibles y las acciones emprendidas para reemplazar yacimientos maduros de gas y petróleo, cuya producción declina rápidamente.
En este contexto complicado para el sector, sumado a la escasez de dólares, el Gobierno impulsa la reestatización del 51% de las acciones de YPF, que estaban en manos de la española Repsol. El geólogo y experto Daniel Kokogian sostiene que el manejo estatal de la mayor petrolera del país es insuficiente para recuperar el autoabastecimiento. ¿Qué hace falta? “La exploración y el desarrollo (la explotación rentable de los recursos disponibles) es el core business de la industria petrolera”, resume. Aunque Kokogian deja en claro que es “muy crítico de la industria”, sobre todo por la falta de inversiones. “Igual, la inversión no garantiza el resultado, pero es algo que no se puede dejar de hacer”, dijo.
Los especialistas coinciden en que para recomponer reservas es necesario abrir más de 100 pozos exploratorios por año. Se las considera inversiones de riesgo porque el resultado de las perforaciones en busca de nuevos yacimientos es incierto. Según la Secretaría de Energía, en 2010 se hicieron 35 pozos y el año pasado, 68. Las perforaciones exploratorias, ya se dijo, no garantizan el resultado, pero es una cuestión probabilística: “Las chances aumentan a mayor cantidad de pozos”, explicó Kokogian.
El costo de un pozo en un yacimiento en actividad oscila entre US$1 y US$3 millones. El de exploración pueden costar entre US$3 y US$40 millones, según el lugar y el grado de las dificultades de la zona. ¿Cuánto más difícil puede llegar a ser? “En el Norte del país se hizo un pozo de 5.000 metros. Y encima, no se obtuvieron resultados”, ejemplifica Eduardo Fernández, un consultor especializado.
Los yacimientos energéticos se concentran en cinco provincias. En el caso del petróleo, Chubut lidera con el 27,1% de las reservas. Después aparecen Neuquén (22,2%), Santa Cruz (19,6%), Mendoza (15,2%) y Río Negro (6,3%). En el gas, el top five lo encabeza Neuquén (47,6%), Salta (11,4%), Santa Cruz (9,4%), Tierra del Fuego (8,8%) y Chubut (7,4%). No es un dato menor: desde 2006, el control de los hidrocarburos está en manos de las provincias.
“Las provincias han adjudicado hasta la fecha 166 áreas para exploración petrolera. Más de la mitad de las áreas (95) fueron adjudicadas a empresas sin experiencia en la actividad. En estas áreas no se ha concretado ningún descubrimiento y en la mayoría de ellas no se han realizados inversiones”, destacaba un informe elaborado en 2010 por el ex secretario de Industria Alieto Guadagni. El mismo estudio ya alertaba del deterioro general de la industria y sobre todo de YPF: entre 2005 y 2010, “las perforaciones exploratorias pasaron de 62 a 26 y las de YPF, de 16 a 5”.
“No hay que asustarse. Es el proceso lógico del agotamiento de las reservas convencionales y la ausencia de inversiones suficientes para revertir la situación”, comenta Fernando Navajas, economista de FIEL. En el mercado coinciden en que la producción de gas enfrenta más dificultades que la del petróleo. “No hay nuevos yacimientos de gas y se cayó Loma de La Lata, la principal fuente. De los cinco yacimientos que están operativos, cuatro declinaron su producción”, sentencia Kokogian.
Los precios es otro eslabón débil de la cadena energética. Los precios internacionales cobran mayor relevancia por el mayor peso que tienen hoy las importaciones. “El precio del barril de crudo en el país cuesta US$60”, apunta Navajas, mientras que en el exterior supera los US$100. Lo mismo pasa con el gas. El 20% del consumo local es importado, lo que representa un costo de entre US$10 y US$14 el millón de BTU. “Esto para venderlo acá a US$2”, grafican en el mercado para justificar la falta de inversiones.
fuente: clarin.com
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